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“Ventanas y encuentros”

▪️ MARTES DE TERAPIA ▪️

“Ventanas y encuentros” 📲 por la Mag. Roberta Gorischnik, directora del IPPL 📝

▪️ Una ventana -ventana 1-. En la pantalla del televisor un periodista reflexiona: “En el mundo actual frente a la pandemia hay muchos modelos y pocas certezas…estamos viviendo una situación muy inusual y difícil. Que importante encontrarnos, estar juntos…por eso
métanse en las redes y nos van a encontrar en YouTube, Spotify…”
▪️ Otra Ventana –ventana 2– . En su nueva modalidad de escuela online una joven adolescente realiza una clase por ZOOM de matemáticas, y consulta a su profesora: “No entendí, ¿cómo se cambió el signo aquí, profe?”
▪️ Una nueva ventana -ventana 3-. A través de una conexión virtual utilizando un teléfono inteligente de cada lado se encuentran un paciente con su analista, en su nuevo espacio virtual de análisis. “Estaba por suspender la sesión porque mi mamá no fue al trabajo,
pero pensé que podíamos hacer la sesión desde el auto” (varios de los pacientes de ese analista, ese día habían tenido sus sesiones desde el auto)
▪️ Y otra ventana -ventana 4-. Una señora de casi 90 años, necesita consultar sobre la continuidad de su tratamiento, con ayuda envía los resultados de los análisis por WhatsApp; luego se conecta telefónicamente con la secretaria “quédese tranquila Virginia, la Dra. ya vió los resultados, le enviaremos con un mensajero la receta para que siga con la misma medicación y en treinta días repite los estudios y nos volvemos a encontrar”
▪️ Otra ventana más -ventana 5-. Una joven cumple 15 años en medio del aislamiento, hacía años que esperaba este momento y tanto ella como sus amigas habían imaginado y planeado “TODO” para ese día. El pasacalles, el enchastre, la joda, la lista, la ropa… La madrugada las sorprendió entre risas en un encuentro grupal…virtual.
▪️ Otra ventana -ventana 6-. Una mujer cumplió cincuenta años y las amigas le hicieron una fiesta sorpresa por zoom, la consigna: cada una desde su casa loockeada con un sombrero, disfraz, etc. y una copa para brindar. Una de las invitadas a la fiesta dice: “estuvo bueno, nunca hubiéramos hablado así, ni nos hubiéramos escuchado si nos hubiésemos encontrado de otra manera.”
▪️ Y Otra –ventana 7–. Una joven analista que se ha mudado de ciudad, en una reunión remota de supervisión grupal del instituto refiere estar muy cansada –“¡15 días sin vernos! Con lo que nos gustaba hacer los grupos de supervisión… ¡cómo nos costó
organizar un horario para encontrarnos! siento que estoy todo el día conectada… llega la tardecita y ya no quiero hablar, muchas veces me llama mi familia y no respondo.”

Y las ventanas siguen y siguen abriéndose. A veces conectando, otras comunicando y otras generando “absentismo”. Esta hiperconexión nos conecta o desconecta (¿?) desde la intimidad de cada uno, de las familias, desde los hogares, donde a través de los omnipresentes dispositivos electrónicos y herramientas digitales la virtualidad ha impactado en nuestras vidas, produciendo
una ruptura en la temporoespacialidad, generando dimensiones al estilo de “Vanilla Sky”, los nuevos planos de virtualidad y realidad, la diferencia entre virtual y remota. Relación paralela entre la realidad física y los escenarios virtuales que nos permiten conectarnos de manera remota con otros al mismo tiempo que estamos lejísimo y ausentes de quienes nos rodean. Ambivalencia de la realidad virtual que desde el lenguaje valoramos de modo positivo en cuanto vir, virtus, fuerza, recurso implícito, y de modo negativo en cuanto que es algo alejado de lo real y no tan fiable.

Si bien lo virtual y lo real forman pliegues diferentes que se implican, de manera que, en último término, nuestra realidad dispone de diversos frentes virtuales… ¿Qué nos pasa con el encuentro, en estas nuevas modalidades para algunos, e intensificadas para otros… con teléfonos que no paran… escenarios virtuales que… ¿lanzan comunicación o permiten interacción?

¿Qué nos pasa con el cuerpo? Cómo impacta en nuestra subjetividad este otro cuerpo diferente, propio y del otro que se conecta a través de la fibra óptica. Estos encuentros virtuales que dejan el cuerpo fuera de la escena, la mayoría de estas ventanas abren a otro-rostro, otro-voz. Que mira y que miramos, que habla/hablamos/escucha/escuchamos pero de los sentidos solo dos están y se hacen presentes en este encuentro. ¿Qué nos pasa con todo eso otro del sentir que no sentimos, no olemos, no tocamos, no saboreamos…?

¿Y cuando esas ventanas no nos permiten el encuentro, como un lugar del hacer y estar con otro?
Concibiendo un estar con otro siendo otro, encuentro que me transforma, me afecta y obliga a un trabajo psíquico. Muchas veces, estas, más que una ventana funcionan al modo de un espejo que nos devuelve una imagen amplificada o fragmentada de nosotros mismos.
El funcionamiento de las nuevas herramientas de interacción en las redes sociales, ha generado muchos interrogantes sobre las distintas maneras de ser, estar, mostrar. Se habla de un discurso tematizado e incluso estereotipado utilizado en redes como Facebook. Largas horas invertidas en distintas plataformas para compartir fotografías como Instagram o aplicaciones móviles como WhatsApp. Ya sea como espectador mirando lo que otros suben y las vidas maravillosas que tienen, familias felices, hijos perfectos… o promoviendo éstas a partir de la auto – publicitación y refuerzo de la autoestima
mediante las redes.
¿Qué pasa con el encuentro o cuales son sus formas en una de las maneras más habituales de comunicarse hoy, que es escribiendo mensajes o enviando audios? Audios que muchas veces se constituyen en monólogos que luego de ser gravados se escuchan por el puro placer de escuchar la propia voz y confirmar-se / reafirmar-se, siendo una de las formas de expresión del narcisismo de la cultura neoliberal. Pero estos ¿están destinados a otro, hay presencia de otro o es pura representación?
En una concepción del vínculo diferenciándolo de relación objetal sabemos de los efectos subjetivantes de tope que implica la presencia del otro real, ¿Cuándo hay otro? y si lo hay, ¿está presente o no presente? ¿Se requiere de la presencia física en el encuentro con el otro? Y si no… ¿Qué tipo de presencia?

La tecnología se ha venido instalando de tal manera, principalmente en la vida de niños y jóvenes, quienes cotidianamente la usan más como soporte que como herramienta, creando nuevos lenguajes y nuevos lugares de encuentro donde compartir sus vivencias. En este escenario hay producción de nuevas subjetividades y se habitan otros espacios. ¿Será por ello que las adolescentes de la ventana 5 lograron divertirse y reír a pesar de la frustración de la no-fiesta? .

Frente al aislamiento este “otro mundo” al principio mayoritariamente de niños y jóvenes se ha venido instalado en la vida de todos. Hoy de una manera que, aunque masiva y disruptiva ha permitido el despliegue de la creatividad por ejemplo en los análisis dentro del habitáculo del automóvil como en la ventana 3, o en la consulta médica de la Sra. de 90 años de la ventana 4.

La virtualidad ¿hace presencia? Somos con los otros y con las circunstancias del encuentro, circunstancia que a partir de la pandemia y el aislamiento social, ha establecido el contacto entre los sujetos solo mediatizado por las TIC. Y se ha constituido durante todo este tiempo en las formas de los vínculos.
En esta realidad compleja, contradictoria y sin las certezas que reclamaba el periodista de nuestra ventana 1 ¿Qué pasa con el encuentro? El marco de la epistemología de la Complejidad, nos permite pensar un sujeto descentrado, que se constituye en el encuentro de subjetividades que producen y transforman.
¿Nos encontramos, en el espacio en el que nos invitaba este mismo periodista?… y la quinceañera con sus amigas de la ventana 5, ¿acaso no se encontraron?. O las invitadas a la fiesta de cumpleaños de la ventana 6, que refieren que por las características del dispositivo pudieron hablar y escucharse de otra manera, ¿es eso un encuentro?, ¿ qué entendemos por encuentro los
psicoanalistas?

La perspectiva vincular en psicoanálisis ha desarrollado en los últimos años ampliaciones a la teoría psicoanalítica El vínculo refiere al encuentro y desencuentro con el otro, se plantea la producción de subjetividad como trabajo intersubjetivo. Intersubjetividad, entendida como relación entre los sujetos cuya ajenidad daría sentido al origen de un vínculo, y produce una situación inaugural, estableciendo marcas que no tenían registro previo. Esta perspectiva tanto teórica como clínica, conceptualiza el trabajo psíquico que implica la otredad incluyendo la noción
de presencia y de novedad como nuevas marcas.

Pensar será para Deleuze remontarse desde el plano de lo actual y posible al plano virtual. En esto estamos, en este acontecimiento de nuestro tiempo, compartiendo ventanas que se van abriendo a otros planos, con el plus de estar pensando con otros, siendo, deviniendo analistas dado que la producción de lo novedoso provoca efectos en la subjetividad y por ende en nuestras teorías y nuestras prácticas.

Roberta Gorischnik
Licenciada en Psicología
Magister en familia y pareja

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