Sentirme solo sin estar solo
MARTES DE TERAPIA
“Sentirme solo sin estar solo” por la Lic. Paula Gazzo, miembro del equipo del IPPL
Hace unos años un paciente adulto me habló acerca de sus “hijos invisibles”, y a raíz de eso recordé al “amigo invisible” de la infancia. ¿Quién no tuvo uno alguna vez? Es fantástica esa capacidad de imaginación que tienen los niños a tal punto de crear personajes, si se quiere, con los que comparten sus juegos, sus charlas, sus picardías… Pero ¿qué pasa cuando delante tuyo, en vez de un niño, hay un adulto –y no estoy hablando de un cuadro patológico- que refiere un hecho semejante? Esto me lleva a preguntarme ¿qué tan poderosa es la soledad?, o mejor dicho ¿qué efecto ejerce sobre el sujeto?
Durante estos meses de cuarentena han llegado al equipo de adolescentes y adultos, muchos motivos de consulta relacionados a la angustia que genera la soledad, y más aún, el sentimiento de soledad estando en presencia de otros. ¿Qué significa esto? Un pediatra, psiquiatra y psicoanalista inglés llamado Donald Winnicott (1896-1971) plantea, a grandes rasgos, que la “capacidad de estar solo” es una adquisición del desarrollo que da lugar a experiencias de separación vividas con cierto equilibrio; y en función de cómo la internalicemos es que podremos atravesar otras experiencias –de pérdida- en un futuro. Que un niño empiece a jugar solo pero bajo la presencia –no intrusiva- de un adulto, es una experiencia de separación de ese Otro que cumple la función de cuidado y sostén, pero para que esto se dé es necesario un ambiente facilitador y contenedor.
Aquí podemos relacionar el sentimiento de soledad que comentaba anteriormente. Sentirme solo aún en presencia de otros que me aman. Según el grado en que se presenta este sentimiento es que puede aparecer, en mayor o menor medida, la angustia. Y así como atravesamos ese proceso en la infancia, es que podremos verlo en las distintas modalidades de vínculo en la adultez, ya sea en relación a una pareja, a un trabajo, a un proyecto. Por ejemplo, podemos pensar que permitirse estar en silencio en una sesión sin sentirse invadido, es parte de esa capacidad de estar a solas en presencia de otro.
En síntesis, poder adquirir esta capacidad de estar a solas es algo muy importante, es un signo de madurez en el desarrollo emocional de un sujeto. De hecho, Winnicott considera que ser capaz de disfrutar la soledad junto a otra persona que también está sola, es en sí misma una experiencia de salud. Por lo tanto, cuando el sentimiento de soledad prima por sobre la capacidad de estar a solas, es interesante poder darle un espacio en el que pueda ser elaborado; un espacio más allá de estas teorías que aportan manuales de felicidad que se agotarían en segundos, porque ¿quién no desearía que se nos garantice la no-angustia? Pero bueno, la angustia es parte de la vida, no la podemos evitar; lo que sí se podrá hacer es trabajar sobre cómo atravesarla y transitar esas situaciones de la mejor manera posible.
Paula Gazzo
Licenciada en Psicología
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