Las múltiples caras del duelo

MARTES DE TERAPIA

El duelo es la reacción frente a una pérdida bien sea de una persona amada pero así mismo el de una abstracción que haga sus veces como la pérdida de una relación de pareja, de un ideal, de la patria, el fin de una etapa, acontecer de un evento significativo o perdida de la libertad entre otros.

Cuando se habla de pérdidas y en especial de las pérdidas relacionadas a la muerte de una persona, ocurre una experiencia de sufrimiento intenso que podría necesitar ser afrontada con la ayuda de un profesional especialista en la salud mental.

Si la pérdida es radical y definitiva, todos los aspectos y dimensiones de la vida de la persona se ven afectados (dimensión física, emocional, cognitiva, conductual, social) Son muchos los factores que intervienen en el proceso del duelo, como personalidad y antecedentes de la persona doliente y su contexto sociofamiliar.

Para el completo restablecimiento de una pérdida, la persona necesitará transitar por una serie de etapas o fases y deberá realizar cuatro tareas fundamentales: 1. Aceptar la realidad de la pérdida. 2. Expresar las emociones y el dolor. 3. Adaptarse a un medio en el que el ser querido está ausente. 4. Recolocar emocionalmente a la persona perdida y continuar viviendo.

El Psicoanálisis nos ha permitido una aproximación al conocimiento del funcionamiento de la mente, sus aspectos inconscientes y los sentimientos que se ponen en juego cuando se enfrenta el dolor por una ausencia.

El punto de partida de la teoría del duelo en el Psicoanálisis fue formulado hace más de un siglo, y sigue estando vigente pero igualmente se han sumado ampliaciones y otros desarrollos en los cuales hay un cambio de énfasis en los aspectos psicodinamicos que determinan el devenir del llamado trabajo de duelo.

En esta nueva mirada, El lugar del analista en el tratamiento se ha reconsiderado pensándose con un papel más activo incluso central en la facilitación del duelo dentro de la situación intersubjetiva del encuentro analítico.

Actualmente hay coincidencia en la literatura de duelo respecto a que para su resolución no es necesario que ocurra una desvinculación afectiva,con el ser querido tal y como describía Sigmund Freud.

Hoy se utilizan modelos que describen el final del proceso en el que el doliente puede «aprender a vivir sin su ser querido» y «ajustarse a esa realidad» (Rando, 1993; Worden, 1997); o modelos que defienden la posibilidad de «mantener los lazos afectivos importantes de forma continua con el ser querido fallecido» (Klass y otros, 1996).

Otras teorías sostienen que en un duelo elaborado no se puede volver a la vivencia subjetiva de uno mismo anterior a la pérdida y que idealme un cierto nivel de cambio en el sentido de «crecimiento personal» (Hogan y Schmidt, 2002).

¿Qué significa entonces elaborar el duelo? Es una asimilación o acomodación que incluye la asignación de nuevos significados, la reorganización de nuevos esquemas mentales y, en definitiva, la posibilidad de reestructuración interna del mundo de creencias que constituyen nuestra subjetividad.

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